– Álex Grijelmo
En el siglo I antes de Cristo (hace más de 2,000 años) nació el signo & y lo inventó un romano a quien se considera el primer taquígrafo de la historia: el secretario de Marco Tulio Cicerón (106 a.C. – 43 a.C.). Se llamaba Tirón, y tenía la condición de esclavo. Esclavo pero notario (porque tomaba notas para para reflejar fielmente algo, de ahí viene nuestra palabra).
Tirón se dedicaba sobre todo a dar fe de los discursos del senador romano, y a tal efecto creó un sistema de unas mil fórmulas que resumían en rasgos simples los grupos de letras y las locuciones más usuales en latín. En uno de esos abreviamientos, Tirón redujo la palabra ” et ” ( ” y ” ) juntando en un solo trazo la e y la t para no levantar el puño de la mesa.
El signo correspondiente, ” & “, lo compuso a partir de una e redonda (similar a la del símbolo del euro) prolongada en una t inclinada. Para los escribas, un gran avance; sobre todo cuando usaban la letra gótica.
Cicerón le quedó muy agradecido por la eficacia de su taquigrafía y le dio la condición de liberto (sin que dejara de seguir a su servicio). A partir de entonces, el notario se llamó Marco Tulio Tirón tras adoptar el nombre de pila de su jefe.
El signo ” & ” (1) se extendió luego a otros idiomas en los cuales resumía dos o tres letras en un solo rasgo, como sucede en el idioma inglés o alemán (en los que ” y ” se escribe ” and ” y ” und “.
Por su parte, el Diccionario académico español de 1791 acogió el signo ” & ” para sustituir a “etcétera” (con una c añadida: &c a fin de significar et y cétera). La c se caerá después, en la edición de 1884, y el símbolo ” & ” se mantendrá solitario hasta 1984. Todo lo cual no impedía que el signo apenas se emplease en español, porque carecía de sentido sustituir y por &, o escribir &c en vez de etc., al tratarse de rasgos más difíciles de trazar. Sin embargo todavía alcanza a aparecer ” & ” en la Ortografía de 1999, para morir por fin en la de 2010 (2).
Los diccionarios ingleses incluyen desde 1830 el símbolo ” & ” con el nombre “ampersand”. En las cantinelas de los estudiantes de entonces se cerraba el abecedario con un “and, per se, and” ( “y por sí mismo, &”). Se trataba de una letra que sólo servía per se, es decir, que no se podía contar con ella para formar ninguna otra palabra: siempre iba sola. Y ese recitado que terminaba en “and, per se, and” derivó en el nombre “ampersand”.
(1) Se le conoce también como signo tironiano.
(2) Véase a este respecto el Diccionario panhispánico de dudas, Apéndice, Símbolos o signos no alfabebizables, RAE, 2005.
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